Experiencia de vida: Sebastián Puch Ek
KANASÍN, YUCATÁN A 6 DE OCTUBRE DEL 2015.- Mucha gente critica a
los elementos policíacos, los culpa de la falta de equipo, de carecer de preparación,
de destreza o de cualquier cosa, pero pierden de vista, que damos nuestro mejor
esfuerzo, que desempeñamos un trabajo y sobre todo, que muchas veces
arriesgamos nuestra vida para defender la de otros.
Sebastián Puch Ek,
quien durante 22 años sirvió como Policía en Kanasín, relata, “ al paso de los
años, quienes nos hemos dedicado a ser policías, vemos desde otra perspectiva
el trabajo realizado, y aunque quizá no fuimos los mejores policías, sabemos
que dimos lo mejor, que hicimos lo que pudimos, y que al final del ejercicio,
aprendimos muchas cosas”.
Con toda la
experiencia de los años, Don Sebastián recuerda cuando se inició en este
trabajo.
-Éramos cuatro
elementos, no habían uniformes, un palo usábamos como macana, trasladábamos a
los detenidos en nuestros triciclos porque no habían vehículos oficiales, y en
este entonces ganábamos 150 pesos a la quincena. Eran los 90´s, y así funcionaba la policía en
Kanasín, expresa.
El ex policía de 78
años no sabe leer ni escribir, ya que en la época en la que Hipólito Cauich
Baas era alcalde de Kanasín, no era
necesaria tanta preparación para ingresar a la corporación, ni eran muchos los requisitos
que se requerían, porque nadie quería ser policía.
“Cuando yo no tenía
trabajo fui a ver a don Hipólito y me dijo que solo tenía empleo de
gendarme, a lo que le respondí “no me
amuele, no quiero ese trabajo, no quiero que me apedreen las personas, póngame
en otro lado”, pero me insistió en que sólo eso había y tuve aceptar. La necesidad, el hambre y una
esposa con 6 hijos que mantener me hicieron decidirme a ser policía por 22 años, recuerda.
Don Sebastián recuerda
que cuando por fin llegó al municipio una camioneta para utilizarla como
patrulla, a los tres agentes les tocó ir a detener a una persona a San Pedro
Noh Pat y al llegar al lugar los vecinos los recibieron con piedras en manos y
diciéndoles que si se atrevían a subir al detenido los iban a apedrear.
-La camioneta no era
nueva, pero, era recién entregada a la policía, y pensamos qué cuentas le
daríamos al alcalde, si durante el primer día llegábamos con la camioneta
apedreada. Entonces decidimos no
llevarnos al detenido, relata.
Al llegar a la
comandancia esperábamos que nuestro jefe nos regañara por la decisión que
tomamos de no subir al detenido, pero teníamos que cuidar la patrulla, pero afortunadamente fue al contrario, nos
felicitaron por no haber expuesto el vehículo, ni nuestra integridad, acotó.
Con mucha nostalgia,
Don Sebastián recuerda que para las épocas de bailes populares el calabozo se
llenaba y cada vez que detenían a alguien más, lo pensaban porque ya no tenían donde
ponerlos; nosotros como agentes estábamos expuestos a muchas cosas y no
teníamos ni uniformes, ni siquiera un arma para asustar a los maleantes, ni que
decir de prestaciones, seguro o algo más, expresa.
Con mucho orgullo se
desempeñó como policía hasta el año 2013 cuando debido a las nuevas
disposiciones, con la entrada en vigor de exámenes y pruebas, resultó que no
era apto para tal tarea y fue reubicado
como vigilante en aseo urbano del municipio.
Don Sebastián recuerda
que desde pequeño su padre lo llevaba a la milpa a sembrar y vio que ahí se
podía ganar dinero, de tal forma que ya no quiso estudiar y prefirió comenzar a
ganar sus pesos. Ahora, está arrepentido
porque está consciente que de haber estudiado pudo tener mejores oportunidades
de trabajo.
“Para mí fue un orgullo ser policía porque siempre vi muchas
necesidades de la gente que requería de nuestro apoyo y a pesar de que haya
gente que critica a los policías, lo que hice, siempre fue con el afán de
ayudar”, concluyó.
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