El empresario comparte la historia de cómo, a pesar de perder sus ahorros en China, logró crear Zmartech
“Tenemos que
volver a levantarnos. No importa cuántas veces caigamos, eso es parte de la
vida, lo que importa es la actitud, el no dejarse vencer. A mí me estafó una
empresa de China, la primera vez que quise hacer tratos con ellos, perdí los
ahorros que tenía, pero lo intenté de nuevo”, compartió el empresario Liborio
Vidal Aguilar.
El #AmigoLibo habló de este recuerdo desde la perspectiva
actual, en la que muchos negocios están enfrentando su primera crisis debido al
coronavirus, algunos de ellos recién abiertos, otros en vías de consolidación.
“Fue mi primer viaje a China, queríamos encontrar una
fábrica para poder ofrecer productos de mejor calidad y a mejor precio. Nos
entrevistamos con varios representantes, tomamos té con ellos y negociamos
hasta el último centavo. Finalmente llegué a un acuerdo con una de ellas, dejé
un anticipo y quedaron en enviar el pedido en tres meses… Nunca llegó”.
La empresa del oriente del mundo, a pesar de ofrecer los
productos 1 centavo de dólar más barato, no tenía la suficiente estabilidad,
por lo que se fue a la quiebra. Muchos inversionistas perdieron su dinero,
entre ellos Liborio Vidal.
“La experiencia fue dura, a nadie le gusta perder, sobre
todo después de juntar el dinero durante mucho tiempo, todos los preparativos
del viaje, las horas en el avión, llegar a un lugar donde hablan un idioma
diferente, la comida es distinta… no comí sopa de murciélago (dice riendo),
pero es el riesgo que uno corre al atreverse a hacer algo nuevo”.
“Pasado un tiempo, volví a China, volví a visitar fábricas,
pero aprendí y me asesoré mejor, utilicé las herramientas bancarias,
investigamos más sobre cada empresa, me tomé más el tiempo para tomar las
decisiones y esta es parte de la historia de cómo nació Zmartech. Aquí estamos
y aquí seguimos”.
En un mensaje a los emprendedores, sin importar rubro ni el
tamaño del proyecto, el empresario originario de Valladolid recomendó no darse
por vencidos, aprovechar el momento y la desesperación para ser más creativos,
más atrevidos, para ir hacia adelante, “y si es necesario detenerse porque de
plano no hay por dónde en esa vía, hacer una pausa, recomponernos y nunca,
nunca abandonar nuestros sueños”.
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